Con el aumento de la temperatura se espera que más materia orgánica abunde en los lagos, convirtiendo el color del agua en marrón. Como consecuencia las plantas que habitan el fondo de los lagos comenzarían a perecer sin la preciada luz solar para sobrevivir. Mientras tanto las especies animales que se alimentan de esas plantas tendrían que arreglárselas para alimentarse de otra cosa, a la larga disminuiría su población de forma significativa y todo el ecosistema empezaría a perecer.
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